Enorme susto este domingo en el espacio aéreo mexicano, en un avión de la aerolínea Volaris, que cubría la ruta entre el Bajío, en el centro del país, y Tijuana, en la frontera noroeste con Estados Unidos. Según ha informado Volaris en un comunicado, un pasajero ha intentado secuestrar el avión y desviarlo hacia EE UU, situación que ha obligado a la tripulación a desviar la aeronave y aterrizarla en Guadalajara.
“Esta mañana, en el vuelo 3041, que cubría la ruta de El Bajío a Tijuana, un pasajero intentó, mediante el uso de la fuerza, desviar el avión hacia EE UU. La tripulación actuó de acuerdo a los protocolos de seguridad establecidos y, conforme a protocolo, el avión fue desviado al aeropuerto de Guadalajara, donde la aerolínea puso al pasajero a disposición y custodia de las autoridades competentes”, ha dicho Volaris en su comunicado.
En la tarde del domingo, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC), ha detallado que “un sujeto agredió a una sobrecargo e intentó ingresar a la cabina de pilotos para desviar el vuelo hacia los Estados Unidos. La tripulación, al notar esta conducta, sometió al agresor”. La dependencia ha dado los primeros detalles del detenido. “Al aterrizar la aeronave, elementos de la Guardia Nacional detuvieron a Mario “N” de 31 años de edad, de nacionalidad mexicana”, ha señalado en un comunicado.
La aerolínea no ha dado detalles de cómo ha ocurrido el incidente o de que decía el bribón mientras trataba de hacerse con los mandos del avión. La SSyPC ha explicado, sin embargo, que “personal de la aerolínea informó de que el agresor les comentó que habían secuestrado a un familiar cercano y al momento de despegar de León recibió una mensaje de muerte si viajaba a Tijuana. Además, viajaba con su esposa y dos hijos menores de edad”.
La aerolínea, que tiene 18 años volando en México y Centroamérica, ha explicado también que “se ha constituido como parte acusadora para asegurar [que el pasajero] enfrente todo el peso de la ley, hasta sus últimas consecuencias. Todos los pasajeros, la tripulación y la nave se encuentran a salvo. El resto de los pasajeros fueron protegidos para continuar su vuelo hasta su destino final”.
La falta de información sobre el incidente impide enfocar los eslabones fallidos en la cadena de seguridad aeroportuaria. Ni la aerolínea ni las autoridades han explicado cómo se dio este intento de secuestro, si el pasajero usó algún tipo de artefacto para intentar hacerse con el control de la nave, o usó simplemente su cuerpo. En el primer caso, el error apuntaría necesariamente a la empresa encargada de la seguridad en el aeropuerto, por dejarle pasar objetos presumiblemente prohibidos. En el segundo, la cuestión se complica.
El Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) explota el aeródromo del Bajío, en Guanajuato, además de otros 11 aeropuertos en México, a saber, Guadalajara, Tijuana, Mexicali, Hermosillo, Los Mochis, Aguascalientes, Morelia, La Paz, Los Cabos, Puerto Vallarta y Manzanillo. Ni el mismo grupo, ni su director ejecutivo, Raúl Revuelta, han informado del caso en sus redes sociales, tampoco en la página web corporativa.
El GAP y otros grupos aeroportuarios nacionales, públicos y privados, han estado en el punto de mira en los últimos años, por las cantidades que exigen en el pago dela TUA, la Tarifa de Uso Aeroportuario. En octubre, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés) exigió transparencia ante los incrementos en la tarifa, mayores a los registrados en el resto de la región.