Hoy era día de colegios en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL): centenares, quizá miles de niños y adolescentes al trote y al galope por los pasillos. Tan lindos. Si a usted no le gustan, sepa que pueden ser sus futuros clientes, porque al ritmo que va la humanidad pariendo escritores se van a necesitar muchos amantes de las letras. No hay mejor cantera que la FIL para formar lectores y posiblemente también lo sea para emancipar el gusto por la escritura. Hoy en día todo el mundo escribe, aunque sea en el teléfono móvil, y nunca antes hubo más gente que leyera. Pero esa pulsión por ser escritor empieza a ser inquietante. Si uno es periodista, quiere escribir libros, si uno es un médico de éxito, quiere escribir un libro, si vende más casas que nadie, nos los contará en un libro, si ha afinado el gusto por las hierbas curativas, lo divulgará en un libro. ¿Siempre fue así? Quizá solo es cuestión de pasar a la posteridad, aunque sea la posteridad de su propia biblioteca, pero puede que haya algo más que eso.
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